Mi Nueva York

Mi Nueva York va a convertirse en una serie de post en los que os iré contando algunas de mis experiencias allí u os recomendaré lugares, restaurantes o actividades que a mí me gustaron. Porque como ya he visitado la ciudad tres veces sería larguísimo contaros con detalle los tres viajes y terminaría aburriéndoos…

Dedicaré el primer post a hablaros de una de las actividades más típicas que hacer allí: ir a ver un musical.

En principio no era algo que me atrajese especialmente, de hecho en Madrid jamás había ido a un musical antes, ni lo he hecho después. No soy yo muy de musicales, pero las personas con las que iba querían ir a uno, decían que no podíamos ir a Broadway y no pisar un teatro…

Tampoco ayudó mucho a que me apeteciese más lo del musical el precio de las entradas, las cuales llevábamos compradas desde aquí y si no recuerdo mal costaron unos 90 euros cada una. Eran en la primera fila pero era un pastón.

Pensamos que lo mejor sería ir a un musical de Disney pensando en que como nos sabemos las historias no tendríamos tanto problema con el idioma. Si no entendíamos el inglés no pasaría nada porque sabíamos lo que pasaba… Así que decidimos ir a ver The Lion King.

Fue un acierto total. Aluciné ya desde el inicio, cuando los actores disfrazados de animales empezaron a salir entre las butacas para dirigirse al escenario… Impresionante cómo hacían moverse esos disfraces, parecían los movimientos reales de los animales…

Impresionantes los actores, cómo bailaban, cómo cantaban… Los niños que hacían de Simba y Nala de cachorros… Uf! Me pasé todo el tiempo con la piel de gallina.

Bueno, salimos del teatro tan emocionadas, contentas y felices que dijimos: ¿Por qué no vamos a otro musical antes de volver a Madrid?

Yo hubiera ido a cualquier otro de Disney, pero se empeñaron en ver The Phantom of the Opera. Craso error… No porque el musical fuese malo ni nada de eso, más que nada porque no conozco tan bien la historia y porque es más hablado, con lo cual me costó horrores entender algo. Y como no entendía no me enganchó. Eso sí, la puesta en escena era chula y las voces de los actores eran tremendas.

Y en mi segundo viaje a Nueva York quisimos repetir la experiencia de los musicales y volvimos a elegir uno Disney: Mary Poppins.

Era más hablado que The Lion King, pero como también nos sabemos de memoria la historia no tuvimos problemas en captar lo que pasaba.

Nos gustó mucho y también salimos con una sonrisa de oreja a oreja, aunque he de reconocer que como el primero ninguno…

No os aburro más, pero si vais a Nueva York creo que es un plan que no deberíais perderos 😉